miércoles, 12 de febrero de 2014

De príncipe a mendigo
(el peligro de comerse un sapo)

Seguramente el termino desilusión pueda generar una cierta impresión negativa, pero no es esa la intención de este libro. Solo lo utilizo siguiendo la misma lógica de razonamiento que venimos compartiendo, y lo llamo así porque es el momento en el que cae ese proceso ilusorio de ver al otro como alguien maravilloso capaz de completarnos; aunque en realidad lo que sucede es que aparece una ilusión nueva pero de signo contrario: dejamos de ver lo mejor de lo que era para ver lo peor de lo que es.
¿Y cómo se da el paso entre una etapa y la otra?
El tiempo pasa y el enamorado vé que la persona que ama tiene cosas que no le gustan, que no es el ser perfecto que creyó en un primer momento, que no puede llenar todos sus anhelos y se desilusiona. Y en esa desilusión, enojado porque el otro resulto ser nada más que un ser humano, lo juzga con crueldad y, así como antes multiplicaba sus virtudes, ahora multiplica sus falencias; aunque mejor sería decir, lo que él cree que son sus falencias.
Desde el punto de vista emocional, lo primero que suele aparecer es un sentimiento de enojo, el deseo de terminar con la relación que no resulto ser lo que se esperaba y reaparece la sensación de vacío e incompletud.
Dichas estas cosas, daría la impresión que es mejor el momento de enamoramiento al de desilusión. Y puede que así sea, aunque ambos sean igualmente ilusorios. Pero lo cierto es que las dos etapas conllevan un peligro latente.

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